viernes, 21 de enero de 2011

Volver a la vida tras un encierro que acabó en coma

A BRIÓ los ojos hacia las 7 de la mañana de un día cualquiera de octubre en una habitación del Hospital de Navarra. Lo primero que vio José María Gutiérrez Villanueva, Chema, vecino de Ansoáin de 47 años de edad, fue a sus hermanas, Isabel, Marisa y María José. Nervioso, desubicado, y sin saber muy bien qué le ocurría intentó levantarse y empezar a andar. Pero no pudo.

Esas mismas piernas que habían corrido tantas veces a la velocidad de los Jandilla, los Cebada Gago o los Miura en la calle Estafeta de Pamplona o en la avenida Sangüesa de Tafalla no le respondían. Llevaban demasiado tiempo postradas en la cama de un hospital.

El anterior recuerdo que aparece en la mente de Chema, comercial en paro, es de un mes antes. Exactamente del 4 de septiembre de 2010. Entonces, corría en los encierros de Ampuero (Santander) cuando un inoportuno cabestro le jugó una mala pasada. Su asta derecha le hizo perder el equilibrio y casi la vida: su nuca se llevó todo el golpe de la caída causándole un severo traumatismo craneoencefálico y un coágulo que hizo temer lo peor. Seguir leyendo

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